martes, 25 de agosto de 2009

Sexualidad después de los 35

Entre los mitos que estuvimos analizando en el tema anterior, me parece oportuno ahondar en el que sostiene que los placeres del sexo tiene que ver, sobre todo, con la gente joven.

Sin dudas, contra esta visión tan prejuiciada, hay que argumentar lo suficiente para hacer justicia con aquellas mujeres que no son jóvenes, pero gozan de buena salud y tienen muchos deseos de pasarla bien con una pareja.

Pero ellas mismas se limitan debido a que no es fácil, en nuestro medio, encontrar una aceptación de este derecho y esta necesidad. Los propias hijas e hijos muchas veces, socavan tales intentos, al manifestar que ya, a la mediana y avanzada edad, se debe estar pensando más en otra cosa que en esas diversiones que no “pegan” con barrigas prominentes y senos caídos.

Sin embargo, las necesidades sexuales y emocionales, de cariño, atención e intimidad, no desaparecen por el hecho de que exista ese criterio, y una misma llegue a creer en él a pie juntillas.

Los prejuicios y creencias pueden estar diciendo que “ya no estás para eso”, pero el cuerpo, la psiquis, reclama contactos sexuales que, a veces, se acallan dejando de pensar en ellos o invirtiendo todas las energías en otra actividad.

Ocurre, simplemente, porque a todo lo largo de nuestra vida somos seres sexuados y el disfrute de la sexualidad siempre va a enriquecernos y a cubrir una necesidad básica.