sábado, 22 de octubre de 2011

"INSTANTÁNEAS" DE LA CHINA ANTIGUA



El señor de la foto se llamaba Dong Hong-Oai y dedicó gran parte de su vida a la fotografía artística.
Nacido en China en 1929, quedó huérfano a los siete años y emprendió camino hacia Vietnam, al cuidado de familiares.

Eran otros tiempos, de vida dura y madurez rápida. Así fue que nuestro amigo Dong fue prontamente empleado como aprendiz en un estudio fotográfico de Saigon. Y vaya que aprendió el aprendiz, tanto con la cabeza como con el corazón, porque decidió dedicarse a la fotografía por entero.

Lo que primero era una necesidad (pues debía aprender las habilidades requeridas en su trabajo), luego pasó a ser hobby y finalmente expresión creativa: muy pronto comenzó a experimentar en busca de un estilo propio y de nuevas técnicas.

Hacia los años '50 asistió a clases para graduarse en Arte en la Universidad de Vietnam, luego enseñó fotografía, posteriormente estudió con maestros renombrados en Taiwan y se ganó la vida como fotógrafo de la Cruz Roja durante varios años.

En 1979 se radicó en Estados Unidos y comenzó otra vez de cero. Pero llegó con sus trabajos previos y los negativos de sus creaciones, que yo llamaría instantáneas de la China antigua:



Efectivamente, Dong Hong-Oai tomó la temática de la pintura clásica china y utilizó similares composiciones para plasmarlas a través del ojo de la cámara. En estricto blanco y negro, con técnicas de superposición de negativos para lograr un efecto de profundidad muy bueno.

El resultado es maravilloso y tiene una fuerza creativa evidente. Aún a las personas que jamás hayan visto obras de pintores chinos clásicos, la obra de Dong les llamará la atención, porque desprende una rara expresividad.




Al principio, Dong se limitó a vender sus obras en ferias del Barrio Chino de San Francisco. No sabía hablar inglés (y no aprendió el idioma nunca). Pero su arte habló por él: poco a poco fue haciéndose conocido y finalmente ganó un sitial como artista.

Lo que antes se vendía en una feria barrial, pasó a interesar a coleccionistas y museos. Pero el señor Dong no se la creyó nunca. Si le preguntaban cuál era el secreto de su arte, se limitaba a decir:

"Cualquiera puede hacer fotos bellas en China".

Pero lo cierto es que no a cualquiera le quedaban las fotos como a él (dicho sea de paso, con los años volvió muchas veces a China y siguió obteniendo material para su creatividad).

Pero basta de charla. Les dejo unas cuantas obras del artista a continuación, esperando que les gusten. A mí (que no sé nada) me parece un trabajo muy válido.