lunes, 28 de septiembre de 2015

LOS CUADERNOS ESCOLARES (1)
 Por Bienvenido Martin Fraile e Isabel Ramos Ruiz
CEMUPE (fragmento)

"¿Qué son en realidad los cuadernos escolares? Son hojas de papel unidas, que forman un conjunto que alguien escribe, que nos brindan una referencia válida para el estudio de la historia de la escuela.


Una interpretación muy atractiva nos la proporciona Branko Sustar al decir que el cuaderno guarda un lugar muy especial entre los utensilios escolares:

es el resultado escrito del esfuerzo propio del alumno en su camino hacia el saber y une al alumno con el maestro y al saber, representando un lazo entre la escuela y la casa. En relación a lo anteriormente dicho, no por algo deja de ser que la palabra eslovena que designa al cuaderno escolar (zvezek) proviene de «unir», «atar» ojas de papel lo cual imbrica también esta triada de maestro, alumno y saber [6].

Los cuadernos son un testimonio representativo de los cambios que se han dado en la evolución del sistema educativo. Las escrituras de la infancia han recogido el acontecer diario de las aulas, tanto el curriculum formal como las iniciativas del niño. En resumen, por medio de ellos podemos rastrear el pensar y el sentir de la escuela y de sus protagonistas: el maestro y el niño. Frente a los manuales, con un formato que remiten a un currículo oficial marcado por la legislación [7], nos encontramos con otro formato de lenguaje escrito mucho más abierto, sugerente y subjetivo como son los cuadernos. Una fuente primaria de gran riqueza y flexibilidad que nos acerca a la intrahistoria de las aulas reflejada en los espacios de unos papeles, de unas cuartillas, con letras infantiles cuando son escritas por los niños, con letras bien formadas cuando quien escribe es el propio maestro o el inspector. Es una fuente documental que fueron escribiendo unas personas enseñando y aprendiendo, con la copia de fechas, consignas, ejercicios, redacciones, cartas y hechos que dejaron su impronta, que reflejan el transcurrir de la sociedad y de la escuela y cómo evolucionaron al compás de los años. 

Nos remiten a las escrituras del yo, de la infancia. Nos acercan a tiempos pasados, a las prácticas diarias de formación de los niños. Nos aproximan al discurso dentro del aula, a los tiempos y espacios dedicados a las diferentes materias, a la transmisión de valores y contenidos, y en definitiva a toda una simbología utilizada. Asimismo nos permiten acercarnos a la vida fuera de la escuela, puesto que dan cuenta de aquellos aspectos de la realidad social, política o familiar que más llamaron la atención de los alumnos o del maestro, y que quedaron reflejados en el soporte del papel.

No es fácil el estudio de los cuadernos. Desde el CEMUPE apostamos por los cuadernos escolares como una fuente primaria y un documento válido de investigación. En este sentido se planteó en un primer momento de qué manera investigar los cuadernos de una manera científica y que al mismo tiempo fuera útil en el estudio de la historia de la educación y de la museología. Los estudios de Antonio Viñao son una referencia imprescindible a la hora de trabajar con cuadernos. [8] 

Asimismo somos conscientes de la subjetividad que plantea su uso, lo cual provoca que las resistencias todavía sean fuertes. Hay reticencias importantes en considerarlos como fuente y documento, dejándolos sólo en el nivel de recuerdos, de memoria del pasado, en meros testimonios.

Nadie pone en duda de que los cuadernos son un instrumento de «memoria » entendido como un recuerdo puntual en un momento determinado de algo que un niño o niña, un maestro o maestra, un inspector o inspectora reflejaron ante una situación determinada. De ahí a considerarlos como una fuente primaria que contribuya a hacer «historia», entendida como historia de la escuela, historia de la educación o historia de la infancia hay un camino que todavía no todos hemos asumido. Quizá se deba a que todavía sea reciente en parte la aparición, adopción y aceptación como fuente documental, a su falta de historia y a la amplia y diversa tipología existente, por lo que falta un consenso unánime sobre el concepto y la definición del cuaderno, que hace que Anne Marie Chartier los defina como describe los cuadernos como fuentes discontinuas y elípticas. [9] La postura que desde el CEMUPE tomamos es la defensa de su viabilidad en la describe los cuadernos como fuentes investigación mientras se mantenga el rigor científico, avalado por la utilización de una muestra elevada de testimonios; por el contraste y complemento con otras fuentes históricas; y por el ajuste a zonas geográficas-culturales localizadas con rasgos similares. Los cuadernos pueden ser un instrumento de primer orden en la reconstrucción de la vida de la escuela en el sentido que le otorga Josep Fontana como «herramientas que sólo tienen sentido cuando se ponen al servicio de una interpretación histórica global». [10] El rol de los cuadernos es ayudar en la reconstrucción de sucesos. La suma de un conjunto razonable de ellos ayuda a la reconstrucción de la historia de la escuela. Son asimismo documentos vivos que descubren ciertos aspectos que la memoria registrada en la archivística no considera relevante o prudente transmitir. En el carácter abierto y no concluido de los testimonios es donde reside precisamente su riqueza, mostrando las correspondencias entre la memoria oral y los eventos históricos. Así el análisis científico construido mediante reglas interpretativas podrá desentrañar, hacer emerger y observar las equivalencias entre la memoria y el acaecer histórico que se ha registrado de forma oficial. Esta misma postura va siendo aceptada por diversos historiadores de la educación que trabajan con cuadernos escolares y que reconocen la riqueza y versatilidad de esta fuente de información. [11]

NOTAS:
[6] Sustar, B: Presentación de la Exposición de Cuadernos de la escuela, Lubliana, Museo de Lubliana, 2012.
[7] Los manuales escolares sintetizan en sus contenidos los «saberes» aceptados por la sociedad. Aceptación que se manifiesta tanto en los escritos como en las imágenes que acompañan a los textos. Collelldemont, E.; Padrós, N.: «La diversidad ¿un concepto ausente en los manuales escolares para la educación en valores?», en El largo camino hacia una educación inclusiva. La educación especial y social del siglo XIX a nuestros días, Pamplona-Iruñea, XV, Coloquio de Historia de la Educación, 2009, pp. 741-751.
[8] Viñao, A.: «Los cuadernos escolares como fuente histórica: aspectos metodológicos e historiográficos», Annali di storia dell’educazione e delle istituzionischolastiche, vol. 13, (2006), pp. 17-35.
[9] Chartier, A. M.: «Travaux d’élèves et cahiers scolaire: l’histoire de l’éducation du côté des pratiques». En Etnohistoria de la escuela. XII Coloquio Nacional de Historia de la Educación, Burgos, Universidad de Burgos y Sociedad Española de Historia de la Educación, 2003.
[10] Fontana, J.: Reflexiones después del fin de la historia, Barcelona, Crítica, 1992, p. 84.
[11] En este sentido puede verse el artículo de Badanelli, A, Mahamoud, K.: «Posibilidades y limitaciones del cuaderno escolar. Un estudio de caso», Revista de la Asociación de Inspectores de España, abril, 10, (2009): Los cuadernos escolares emergen como fuentes documentales ricas, diversas, válidas y necesarias para ampliar y completar los estudios inscritos en tres campos de investigación que entrecruzan sus caminos (…) Es decir, son una de las fuentes documentales más cercanas a la etnografía de la escuela con que los investigadores puedan contar."

CEMUPE: Centro Museo Pedagógico de la Universidad de Salamanca.

Fuente: http://congresos.um.es/fimupesephe/fimupesephe2012/paper/viewFile/15321/12291