domingo, 23 de agosto de 2009

Los malos consiguen más chicas

Quién no se cansó de escuchar a algunas mujeres que se quejan una y otra vez por su pésimo sentido de la elección a la hora de entablar una relación con un hombre. "No sé por qué, siempre elijo a los jodidos". ¿Y qué pasa con los hombres buenos y considerados? Nada, no pasa nada justamente: a ellas parece que no les gustan tanto como los más complicados.

Los "malos", los "jodidos", los "complicados", de acuerdo a un estudio realizado por Peter Jonason de la Universidad de Nuevo Mexico, son aquellos hombres cuyas personalidades convocan las características de la Tríada Oscura, como la llama el investigador: la obsesión consigo mismo propia de un narcisista; una combinación de comportamientos impulsivos, la persecución de emociones fuertes y cierta insensibilidad, osea, el estilo de un psicópata y; tercera característica, una naturaleza engañosa y manipuladora, lo que podría considerarse un rasgo un tanto maquiavélico ¿Qué tal? Una pinturita de señor.

Ahí tenemos al malo entonces. Jonason lo fue a buscar a un colegio y analizó las personalidades de 200 alumnos, también averiguó cómo era la vida sexual de estos chicos, cómo socializaban con sus compañeros y qué tipo de relaciones buscaban. Descubrió que los que tienen más rasgos oscuros son los que tienen más amigos, son los que suelen buscar relaciones a corto plazo y los que las consiguen. El investigador también llegó a la conclusión de que este fenómeno sólo se verifica en los varones.

Otro investigador, David Schmitt, entusiasmado por los resultados de su colega, decidió ampliar la investigación: incluyó en el estudio a 35 mil personas de 57 países y llegó a la conclusión de que hay una estrecha relación entre los rasgos de la tríada oscura y las relaciones casuales. Tal parece que los "hombres malos", suelen tener muchos romances breves y no tienen problema en birlarle la mujer a sus amigos.

Mujeres, sépanlo: son presa fácil de sanateo. Estén atentas. Los hombres buenos andan por ahí y ¡nadie les da bolilla!

Fuente: New Scientist