domingo, 23 de agosto de 2009

Peleas hot


Las discusiones pueden generar la misma predisposición para disfrutar del sexo que los juegos previos: No hay sexo como el de reconciliación.

"Los que se pelean se aman", decía el dicho, o el famoso sexo de reconciliación. Entre detestar al otro y querer arrancarle la ropa parece haber apenas un pequeño paso. Lo intuímos. Algo pasa con esa cuestión de los gritos y el enojo. Para las parejas las discusiones serias siempre son un trago amargo. Se sufren, es el momento en el que hasta se puede llegar a pensar en la posibilidad de la separación. Una angustia bárbara. Pero parece que nuestro cuerpo tiene planes de reconciliación que nuestra mente desconoce...

Es que más allá de nuestra voluntad, y a pesar de todo lo mal que una gran pelea nos hace sentir, parece que el organismo, gracias a la discusión justamente, libera adrenalina y dopamina, los mismos químicos que hacen hervir la sangre en las preeliminares del buen sexo.

Repentinamente, pero ya no inexplicablemente, el enojo se convierte en deseo. Y basta dejar que el impulso fluya para comprobar que puede ser una experiencia más intensa de lo habitual, que hasta puede llevarte a tener la sensación de enamorarte otra vez, que todo aquello que te volvía loco al principio sucedió de nuevo. Y por supuesto, para ese entonces ya ninguno recordará por qué peleaban.

Así es, el sexo de reconciliación tiene una explicación química. Y dicen los especialistas que, dado que las discusiones son imposibles de evitar en una pareja, la agarrada en la cama es buena, digamos, saludable. La cuestión es no discutir todos los días, no intentar utilizar el mecanismo pelea – reconciliación para tener sexo.

Así que más vale no escatimarle energías a una buena discusión. Echarle leña al fuego puede terminar en una explosión placentera. Eso sí, mejor no llegar al punto de la separación, que no es la idea.

Fuente: examiner.com