viernes, 16 de septiembre de 2011

NINO, LA MITOLOGÍA Y LA MODELO MISTERIOSA


La foto anterior inmortaliza la imagen de John William Waterhouse (y de su perrito), pintor muy famoso en su época, que posteriormente sería casi olvidado al cambiar los gustos y las tendencias artísticas.

Me permito recordarlo aquí y compartir sus obras con ustedes.

John William Waterhouse nació en 1849 en Roma. Su padre, británico, era pintor. Y por ello no llamó la atención que muy pronto el pequeño mostrase una marcada inclinación por el dibujo y la pintura.
Hacia 1870 ya se encuentra estudiando en Londres, en la Royal Academy School, tras de lo cual comenzaría muy pronto a exhibir sus cuadros.


De pequeño, le habían puesto un apodo bastante raro para alguien llamado John: la familia y los amigos le decían Nino. Y es evidente que Nino tenía a Italia en su corazón, pues antes de cumplir los treinta ya andaba viajando por ese país.

De hecho, algunos de sus cuadros se inspiran precisamente en paisajes o personajes italianos. Por ejemplo, veamos uno que se titula "En Capri":


De todas formas, un buen artista siempre encuentra una temática personal y se la apropia. O la temática se apodera del artista, como quieran verlo.
Nuestro amigo Nino pronto encontró un camino de lo italiano hacia la Antiguedad clásica, pasando por mitologías y temas literarios. Por ejemplo, apreciemos su visión de Pandora:


Pandora fue, en la mitología griega, la primera mujer (como lo fue Eva en los textos bíblicos). No es el único punto de contacto entre ambas, pues los textos griegos también la colocan como introductora de males en un mundo hasta entonces idílico.

Es curioso que todos los textos posteriores al Renacimiento hablen de "la caja" de Pandora, como el recipiente del cual liberó todos los males. En realidad, los griegos se referían a un ánfora y no una caja. Pero la costumbre quedó y el propio Waterhouse pintó, como vemos, una caja como contenedor de las desgracias.

Sigamos con otro tema mitológico griego en las pinturas de este artista: veamos su interpretación de Circe en dos obras.




Circe  aparece en la Odisea, engañando a los compañeros de Odiseo y dándoles de beber una poción que le permitirá convertirlos en cerdos a casi todos.
Es, pues, diosa y hechicera en la mitología griega, reapareciendo en algunas de las leyendas relativas a los Argonautas (aunque con un papel más benévolo en este caso).

Y ya que hablamos de Circe, vamos a decir que la figura de la maga o hechicera se reiteraría en la obra de Waterhouse. Veamos a continuación dos de sus pinturas, tituladas respectivamente "La hechicera" y "La bola de cristal":



Se trata, evidentemente, de mujeres estudiosas de las artes mágicas. La primera de ellas guarda notable semejanza con una de las "Circe" creadas por Waterhouse (en realidad, ambas pinturas datan del mismo año,  1911).

Con respecto a la segunda obra, hay una extraña anécdota al respecto. Se cuenta que el adquirente de la pintura pidió encarecidamente a Waterhouse que quitara el cráneo que luce sobre la mesa a la izquierda. No hay constancia de que el artista haya accedido, pero parece ser que otro pintor retocó la composición y eliminó posteriormente lo no deseado.

La inclusión de temas griegos continuaría siendo fuente de inspiración para nuestro artista. Veamos, por ejemplo, "La sirena" y "Hilas y las ninfas":



Las sirenas suelen aparecer en la mitología griega como seres prodigiosos que eran mitad ave y mitad mujer. Sólo con posterioridad los propios griegos las reintrodujeron en sus leyendas como seres mitad pez y mitad mujer, imagen que habría de quedar para la posteridad.
Siempre son criaturas dueñas de una voz atrapante, cuyo canto puede enloquecer a los marinos.

Hilas, en cambio, constituye un misterio dentro de una leyenda. Se le atribuye haber sido hijo de un rey y gran amigo de Hércules, al punto que integró la expedición de los argonautas (en busca del vellocino de oro). Pero en cierto punto del trayecto desapareció sin dejar rastro.
La explicación fue que Hilas se enamoró de las ninfas o fue secuestrado por éstas, quedándose para siempre en su compañía.

Otras pinturas de Waterhouse no responden a ninguna temática mitológica. Pero aún así, se adivina en ellas un aire de decidida intemporalidad mezclada con paisajes bucólicos.
Veamos, por ejemplo, "Canción de primavera", "Mi bella rosa" y "Escucha los flautistas" respectivamente:




Y los grandes temas literarios también cautivaron a Watehouse. Imposible entonces que no se sintiera atraído por la obras clásicas. Veamos sus telas "Ofelia" y "La tempestad":



Por último, un detalle anecdótico:

Los biógrafos del pintor dicen que su arte se vio notablemente beneficiado a partir del momento en que llegó a su vida una bellísima modelo, que comenzó a posar para él hacia 1891. Se afirma que no sólo fue modelo, sino musa inspiradora.
¿Quien fue? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Algunos investigadores la identifican en la persona de Muriel Foster, enfermera de profesión, pero no es seguro. 

Pasó a la historia como la modelo misteriosa. Y nuestro amigo Nino seguramente supo apreciarla.